Proponemos una reflexión sobre el lugar que debería ocupar en nosotros, los estudiantes, la Universidad. No solo nos debe trasmitir conocimientos técnicos, o enseñanza política, creemos que es fundamental heredar de la facultad un legado Cultura..
Tenemos por delante el idear acciones educativas, programas y procesos en los que cada quien -de acuerdo a sus intereses, inclinaciones y valoraciones- pueda ir recorriendo caminos en donde sea posible perderse y devolverse, en un devenir que tenga por efecto el encuentro de un camino propio.
Sabiendo que la Universidad no puede darlo todo, ¿cómo deberán los procesos curriculares traducir, conjugar y proyectar una educación que atraviese las distintas instancias sociales?
Quizás haya que imaginar a la Universidad como un sitio de cultura donde se habiliten ciertos procesos encaminados a la construcción de mundos posibles.
La pregunta por la universidad y su lugar en la sociedad como entidad instituida o instituyente, es lo que, a nuestro juicio, está en juego. Creemos que es muy interesante este momento coyuntural para re-pensar la universidad. Ante la casi imposibilidad de cambiar desde arriba la institución universitaria por falta de voluntad política o porque aunque se decreten cambios es difícil que se asuman por obligación, sí creemos que es posible ir transformándola desde las prácticas concretas, desde los ámbitos particulares que a ella le atañen.
Queremos insistir sobre las prácticas, sobre las maneras de hacer, que en definitiva son las que configuran el carácter universitario. Esto significa que si se establecen nuevas relaciones de enseñanza, otros comportamientos frente a la autoridad, la participación, la reflexión, se podrían suscitar cambios correlativos en el comportamiento, en definitiva en la cultura universitaria.
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